jueves, 21 de octubre de 2010

El Dios de papel (Reino del Ocaso I)

Con tu rojizo brillo dorado de sangrienta civilizacion te imagino. Henchido de orgullo por las ofrendas que te hacemos, sorbiendo hastiado la negra sangre del mundo. Ofrendas de carne y sangre, miles de vidas consumes como un Moloch desencadenado. En la noche de los tiempos te invocamos, y entonces eras debil, apenas un pequeño diablillo aterrado ante la voz del hombre. Durante largos evos moraste en sombras, refulgiendo tan solo en oscuras camaras, adorado por tus avaros sacerdotes. No fue hasta que llegaron tus verdaderos hijos que alcanzaste la madurez. Estos ambiciosos insensatos soltaron tus cadenas y expusieron al mundo a tu terrible luz falsa, haciendolos alejarse del sol. Frotaron tus dadivas, para que de dos surgieran tres, de tres cinco, de cinco diez, mas, mas, siempre mas. Como un parasito gusano que te alimentas del alma humana, quebraste voluntades, compraste vidas, pagaste el precio de la virtud y te mofaste de la justicia.
Estos hijos tuyos de pleno derecho descubrieron que si te llevaban en volandas, si expandian tu macula, podian temporalmente calmar su hambre por tus dones. Y se dedicaron a esa tarea con toda la fuerza de su corazon. Arrastraron por el fango a tus antiguos sacerdotes, que te atesoraban egoistamente, te arrebataron de las manos de los justos, que no merecian tu impio toque, y liberaron a un mundo inconsciente un mal como nunca fue conocido.
Tus hijos no podian saber que estabas vivo. Todos creian que estabas bajo control, y asi, ufanos se paseaban contigo bajo el brazo, con tu brillo encantando sus febriles ojos. Hicieron oidos sordos a aquellos que les advirtieron de tu maldad, ridiculizaron y destruyeron a cualquiera que abogara por tu exterminio, y su locura tan solo te hizo crecer, en poder y en maldad.
Porque estas vivo. Posees una suerte de consciencia parecida a la de un parasito, que busca alimentarse a toda costa. No te importa arrasar reinos, destruir civilizaciones, cometer genocidios, y tus dorados estandartes de abstractos simbolos se desplegaron en consecuencia hasta el ultimo confin. No tienes mas avatar que tristes simbolos de papel, que ridiculos trozos de metal, pero aun y asi, nadie osa ofender tales muestras de tu poder. En tus templos moran sacerdotes que dominan tu terrible lenguaje para hacer tu complicado culto. No hay quema de brujas para ti, porque seria tanto como un suicidio. Te has infiltrado tanto en el alma humana que puedes corromperla con tan solo un leve gesto.
Aun y asi, hubo quien te planto frente, hubo quien creo monstruos de terrible mirada, forjados con corruptas cruces torcidas y vanas herramientas humanas, idolos falsos y monstruosos que amenazaban tu hegemonia. Y los gurus de estos simbolos, abominaban de tu presencia, en favor del simple poder, demostrando que no es importante poseer tu avatar, demostrando que hay puentes hacia tus dones, robando tu victoria.
Por primera vez en tu existencia, sentiste miedo, y lo convertiste en rabia, estabas tan furioso!, susurraste inquinas en los oidos de tus hijos, para que crearan un monstruo, un arma invencible que te pusiera a salvo, un terrible antidios que destruyera a tus rivales. Tus hijos sacrificaron millones de vidas para crearlo, puliendo amorosamente cada afilado colmillo de acero, alimentando con sangre cada uno de sus ardientes fuegos de industria, acorazando de indestructible acero y piedra su piel. Y este demonio de carne, metal, sangre y cables se alzo magnifico y terrible sobre la capital de tu reino, y rugiendo furioso acometio a tus enemigos, destruyendolos.
Exultante en tu triunfo te diste cuenta de algo, no obstante, la bestia no queria volver a meterse en su jaula, y debias alimentarla. Tus hijos mueren generacion tras generacion para calmar su hambre, mientras suspiran por las migajas de tu mesa. Ahora eres realmente invencible, compartes altar con la Dama blanca y la bestia, en un infernal triunvirato que hace macabra burla del Jehova cristiano. Tus sacerdotes pueden con una sola palabra condenar a un pueblo al hambre, destruir montañas, arrasar bosques, y hacer marchar al sol de tu flauta maldita a todas estas ratas inconscientes que, como lemmings vamos impulsados por inercia y costumbre a tu abismo sin fondo. Y tan solo eres una idea!, un concepto, tan leve que si lo susurras deja de existir!, como puede un Dios de papel, con pies de barro y mascara dorada causar tal adoracion?, no hay otros culpables mas que nosotros, al fin y al cabo, somos tus hijos y herederos, tus sacerdotes y adoradores.
Reina triunfal pues, dorado idolo de masas, seduce con tu vano brillo las almas humanas haciendolas llegar a su condenacion, manten al mundo pendiente de tus oraculos y de tus caprichosos cambios de humor. Pon precio a la vida, el amor, la muerte y la razon. Sabete imbatible en tu imperio jalonado de cadenas doradas mientras pagas la cuenta de la Dama Blanca y recibes caricias de tu cancerbero. Ganaste la guerra hace mucho, mucho tiempo, y no hay nadie que se te vaya a enfrentar. Sic semper tiranus.

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